Al inicio del programa, Evelin, una niña de segundo grado, era muy tímida y no le gustaba trabajar en grupo ni interactuar con otros estudiantes. Le resultaba muy difícil identificar los números y escribirlos, y los tutores tuvieron que trabajar aproximadamente tres ciclos en la misma habilidad. Sin embargo, al agregar actividades grupales divertidas, juegos y conversaciones con su tutor durante los descansos, logró sentirse más segura en clase. Ahora interactúa con sus compañeros y disfruta ir a la escuela. “Cuando empecé a estudiar, me costaba mucho aprender. Pero durante mis sesiones de tutoría, comencé a formar números con mis dedos, con pajillas y piedras. Ahora conozco los números y puedo escribirlos. Estoy feliz porque he aprendido mucho y siempre repaso en casa con mi mamá y mi tío. También ayudo a mis compañeros de escuela con sus tareas”.

A principios de año, Maximiliano, un niño de 11 años, estaba en el mismo grado que su hermano mayor Miguel, de 12. Ambos niños están repitiendo tercer grado porque el año anterior no asistieron regularmente a la escuela. Los tutores trabajaron con Maximiliano en un nivel de primer grado porque apenas reconocía las vocales y en matemáticas ni siquiera sabía los números del 1 al 10. Cuando los tutores descubrieron que a Maximiliano le gusta mucho dibujar, comenzaron a trabajar en actividades que incluían arte para involucrarlo. Fue entonces cuando comenzó a hacer verdaderos progresos en matemáticas y ahora puede contar, escribir y formar números hasta 100 y escribir oraciones claras y concisas. “Me siento muy feliz porque ahora puedo leer y escribir palabras y oraciones. Antes mis compañeros se burlaban de mí porque no podía hacer eso, pero ahora puedo hacerlo y eso me hace feliz”, comparte Maximiliano.

Un niño llamado Mario no regresó a la escuela después de la pandemia hasta 2023. Tenía 11 años y estaba en tercer grado y no podía reconocer todos los números entre 0 y 10. Pero justo a la mitad de las tutorías en 2023, pudo contar hasta 100, completar aritmética compleja con varios dígitos y había memorizado las tablas de multiplicar hasta el cinco. Estaba muy triste cuando los otros niños se burlaban de mí por no saber lo suficiente, pero ahora me siento orgulloso y feliz porque soy bueno en matemáticas.

“Antes de que School the World llegara a nuestra escuela, no teníamos libros para leer. Les hablaba a mis alumnos sobre animales, letras, colores, números y otros países, pero era difícil describirlos con palabras. No había material didáctico para enseñarles. Cuando School the World nos dio la opción de comprar libros con sus fondos de contrapartida, nos emocionamos. El sistema con School the World es increíble. La comunidad recauda los fondos para comprar libros y, durante cinco años consecutivos, School the World iguala la cantidad. Es increíble ver a nuestros estudiantes leer y disfrutar de libros nuevos cada año. Es una excelente manera de que se identifiquen con diferentes personajes y culturas y mejoren su vocabulario”